“Anthony,
Cuando
te perdí, no sabía como viviría sin ti, sin oír tu voz, sin hablar
contigo, sin tocar tu mano, sin esos paseos a caballo que tanto
disfrutábamos juntos. Pienso que mi vida habría sido tan distinta
si tú siguieras aquí. Me sentí culpable por mucho tiempo de tu
muerte, por eso soporté todas las injurias de Elisa, los
desprecios de la tía abuela, las reglas de un colegio que, la
verdad, no van conmigo, y aún por ti, conocí a Terry, por
confundirlo contigo.
Aún no
me explico que me hizo confundirlos, si no se parecen en nada,
solo un poquito, y de espaldas; pero es que, en ese momento,
realmente te extrañaba tanto. Después hasta llegué a odiarlo, por
su obsesión a que me olvidara de ti, por hablar mal de ti, de tu
imagen, aunque, cuando lo conocí realmente, su soledad, supe que
sentía una fuerte competencia contigo, que ya me amaba, y sentía
que en cualquier momento me perdería por ti. Que ironía.
Si,
aún té extraño, siempre pienso que habría sido si siguieras aquí,
probablemente yo hasta fuera una gran dama, cualquier cosa por
estar contigo; pero la vida sigue su curso, y al no estar tú, tuve
que seguir el mío. Perdón por no haber visitado antes tu tumba,
creo que hasta ahora me hice a la idea de que si no estás, no fue
mi culpa. Pero, si me escuchas, quiero que sepas que sí, que aún
te amo, y que por ti, estoy decidida a ser feliz.
Gracias por ser como fuiste, y prometo visitarte más seguido.
Candy”
Candy”
Perla
Gutierrez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario