Anthony es el mejor

 Por Perla Gutiérrez

 

 

Alguna razón, por lo menos, debe existir para que Anthony fuera siempre el favorito de la tía abuela Elroy, el favorito de Elisa, para que Candy lo amara por ser Anthony, para que Stear y Archie decidieran no luchar contra él por el amor de Candy, para que al morir Anthony, Neal deseara ocupar su lugar… y para que las Valkirias lo amemos tanto y estemos aquí sólo para defenderlo.

 

Destinado a sufrir, pero disfrutando cada momento de su vida. Anthony perdió a su madre muy pequeño, y nunca vivió con su padre realmente como una familia. Por pertenecer a una familia con gran nombre, debía seguir muchas normas con las que no siempre estaba de acuerdo.

 

Lejos de malcriarse, aplicaba sus energías en actividades nobles, que resultaban gratificantes para su espíritu, lo definían y caracterizaban. Sus principales pasiones, cultivar rosas y montar a caballo, lo unían al mismo tiempo espiritualmente con su madre, lo que implicaba que no rechazaba ser quien era, que aceptaba su ausencia como parte de la vida misma, y que estaba conciente de su propio momento.

 

No era tan libre en sus decisiones como deseaba, pero no se dejaba amedrentar por nada ni por nadie, y luchaba por lo que creía justo.

Se hacía fácilmente de amigos, por su trato amable, dulce, cordial, desinteresado.

 

Supo reconocer y aceptar el amor en cuanto llegó a su vida. Supo ser feliz y hacer felices a sus seres amados.

 

Ser tan joven y tan definido en su estilo de vida no es algo que cualquiera pueda presumir fácilmente, pero Anthony poseía una gran madurez, que lo dejaba ver lo mejor de la vida y disfrutarla al máximo, algo que ninguno de los otros personajes demostró en la serie, por lo menos no a la misma edad de Anthony.

 

Por eso es tan difícil reemplazarlo, porque, para empezar, nadie puede igualar la belleza del corazón puro de Anthony, su dulzura y sinceridad perceptible en cada palabra suya, en cada expresión de su rostro, en cada acto realizado por él, para él y para quienes lo conocieron.

 

O, ¿quién más pudiera haber dicho, de haber muerto a la misma edad de Anthony, que vivió en verdad su vida?

 

“Las rosas mueren en invierno pero renacen en primavera, el hombre muere pero renace eternamente en el corazón de quien lo ama”